El Parque Cultural Sierra de Gata, perfilado a través de la historia por su realidad de tierra fronteriza y su orografía, ha forjado la idiosincrasia de sus gentes, sus pueblos, sus tradiciones y su cultura.

Una figura que define a la comarca en la que confluyen elementos patrimoniales y culturales de alto valor, integrados en un entorno físico de relevancia ecológica y/o paisajística singular, que goza de promoción y protección global en su conjunto (patrimonio histórico, medio ambiental, etnológico, geológico, paisajístico, agrícola, folclórico, artesanal…), con especiales medidas de protección para dichos elementos relevantes.

Son numerosos los espacios naturales que se extienden por las sierras vestidas con frondosos bosques de robles, castaños y pinares y muchas las opciones para disfrutarlos a través de una extensa red de senderos con el corredor Ecocultural camino de Trevejo a Jálama como máximo exponente, un centro BTT con rutas para bicicleta y zona de escalada para gozar de su verticalidad.

Los ríos, riveras y arroyos que recorren sus valles, ofertan zonas de baños para deleitarse con el agua, siempre presente en el Parque Cultural, con la posibilidad de practicar actividades náuticas en el embalse de Borbollón. No hay que olvidar la observación de las aves que la variedad de hábitats y especies asociadas a ellos la convierte en una actividad extraordinaria en el territorio.

El patrimonio cultural dota de singularidad a la Sierra de Gata. Castillos, arquitectura popular, monumentales iglesias y cinco magníficos conjuntos históricos: Gata, Hoyos, Robledillo de Gata, San Martín de Trevejo y Trevejo.

Un estilo de vida propio que se reafirma en el uso de su propia lengua -a fala- que comparten las poblaciones de San Martin de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, con tradiciones ancestrales como el encaje de bolillos y otra modernizadas con la producción de aceite de oliva virgen extra con Denominación de origen Protegida Gata-Hurdes.